De parte del deporte

 


Querido aficionado, muchas gracias por haberme mantenido vivo durante todo este año. Sé que no ha sido fácil, que incluso has tenido prohibido salir a la calle. Me has demostrado que el deporte forma parte de la sociedad actual, de una forma descomunal.

Querida aficionada, gracias por usar cada centímetro de tu casa, piso o patio para darme vida. Gracias por hacer que cuando todo era prohibido, cuando nada se podía hacer, pudiésemos estar juntos para sufrir como tanto nos gusta. Sudando gota a gota.

Gracias amigo aficionado por contar los días para que volviesen las competiciones. Gracias por gritar de emoción en el sofá de tu casa, solo o acompañado, mientras rezas porque ese punto, canasta o gol lleguen cuanto antes.

Mi querida aficionada, muchas gracias por vestirte cada fin de semana con la camiseta de tu equipo favorito, aunque no pudieras salir de casa. Siempre con tus colores, esos que dan vida y luz al deporte.

Admirados deportistas, profesionales o no, habéis hecho que un año inusual, atípico e histórico tuviese como fieles representantes los valores deportivos: esfuerzo, sufrimiento y perseverancia.

Y es que, tanto en la vida como en el deporte, todo cuanto se desea se consigue a base de mucho esfuerzo. Siendo totalmente consciente de que, llegado el momento, tocará sufrir. Pero asumiendo que con perseverancia nada es imposible.

Habéis sabido obviar las excusas de las circunstancias sociales para entrenar, para seguir a vuestros equipos desde la lejanía, o incluso, para buscar complementos para vuestras rutinas deportivas.

Esto solo ha sido un alto en el camino, pero volveremos a estar juntos. Volveremos a gritar de emoción en un estadio, rodeado de miles de personas. Llorando de alegría o tristeza. Sintiendo ese cosquilleo en el estómago fruto de la inquietud y el nerviosismo.

Seguiremos acudiendo a los campos de fútbol de nuestros pueblos, volveremos a sentir la vibración de las canchas donde juegan nuestros seres queridos y aplaudiremos cada punto hasta ganar el set.

Seguiremos disfrutando del cansancio que nos produce ir subidos en una bicicleta, sintiendo la fatiga pedalada tras pedalada. Notando como nuestros brazos se vuelven cada vez más pesados después de cada brazada nadando en una piscina o mar abierto.  

Volveremos a abrazarnos con alegría en los ojos o tristeza en el pecho. Seguiremos gritando, cantando y sufriendo codo con codo. No obstante, es tiempo de seguir asumiendo nuestra responsabilidad social y tomar las medidas pertinentes. Debemos ser cautos y conscientes de nuestra realidad. Hay que seguir esperando para que todos/as podamos volver a disfrutar.

Por todo cuanto habéis hecho, por lo que hacéis y por lo que haréis. Por no buscar excusas. Por encontrar posibilidades donde otros solo ven inconvenientes. Por ser lo que le da sentido e importancia a todo este mundo, a esta forma de vivir y sentir. A todas y cada una de las personas que aman aquello que practican, de parte del deporte: ¡Muchas gracias!

 

Maradona vuelve a casa


De antemano quiero avisar que este artículo no será ni la décima parte de lo que Diego Armando Maradona se merece. No obstante, quería rendirle mi pequeño homenaje al jugador más importante de la historia.

Ayer, tras enterarme de la nefasta noticia del fallecimiento de Maradona, cogí mi teléfono y hablé con varios amigos. Dialogando con uno de ellos le confesé que no sabía ni cómo empezar este artículo, a lo que él me respondió que quizá esa sería la mejor forma de hacerlo. Y llevaba razón. No sé qué decir ante el fallecimiento del “pelusa”.

Los de mi generación no vimos jugar a Maradona y, aun así, lo sentimos como parte de nuestras vidas. Desde chico, cuando veías a alguien en el patio del colegio sobresalir con el balón en los pies decías: “míralo, se cree Maradona”. Nada más lejos de la realidad, porque nadie podrá acercarse nunca a lo que supuso Diego para este deporte.

Cambió la historia de un país, de su amada Argentina, y de una ciudad como Nápoles. A los argentinos les hizo creer, les dio fe, esa misma fe que siempre le han procesado al “pelusa”. Maradona es literalmente un Dios en su país natal, y todos sus seguidores forman parte de dicha religión. Por otro lado, a la ciudad de Nápoles les regaló los mejores años de la historia del club italiano. Allí, Diego seguirá vivo para siempre.

Es curioso cómo sin haber sido coetáneo de Maradona todos lo hemos tenido siempre tan presente. Es increíble como asumimos su grandeza y continuamos con su legado, propagando sus hazañas y recalcando sus logros. Todos tenemos sus imágenes en la cabeza, el gol ante Inglaterra en el mundial de 1986 (considerado para muchos como el mejor gol de todos los tiempos), o la “mano de Dios”, gol que anotó en ese mismo partido. Desde sus calentamientos con bailes hasta sus malabares con una pelota de papel.

 


Sin embargo, a Diego siempre le persiguió la vida que tenía fuera de los terrenos de juego. Sus adicciones y algunas actitudes. No seré yo quien juzgue los actos del “pelusa”, porque para eso ya está la vida. En varias ocasiones él confesó que se había equivocado en muchos aspectos de su vida. Tal y como él dijo un día: “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha. La pelota es sagrada”. Y así debe ser. Lo que Maradona le dio a este deporte no habrá oscuridad que pueda cubrir todos los destellos que nos ofreció.

Y es que estamos ante el ídolo de todos nuestros ídolos futbolísticos. Pelé, Zidane, Ronaldinho, Messi, Cristiano, Raúl, etc… han manifestado la descomunal admiración que sintieron por Diego Armando. Su imagen supera la barrera de este deporte y llega a los referentes más grandes de cualquier ámbito deportivo. Todos admiraban las cosas que hacía Maradona.

Resulta inquietante como cada palabra que se escriba de Diego sabe a poco. Como me cuesta reflejar lo que Maradona supone para este deporte. Quizá porque nunca seremos del todo conscientes de lo que él ha supuesto para los amantes del fútbol. Su carrera es un legado familiar, que se pasará de padres a hijos. Mi padre me dijo que para él siempre había sido el jugador más grande que vio jugar. Que lo que Maradona hacía no lo había hecho nadie.

Cuesta desprenderse de algo que sientes como parte de tu vida. Desde que tienes uso de razón escuchas ese nombre una y otra vez. Te cuentan sus partidos, revives sus mejores momentos y piensas que ojalá lo hubieses podido ver en directo. En el fondo me entristece la perdida de Diego, porque desde que comencé en este mundo del periodismo deportivo siempre tenía la esperanza de poder charlar algún día con él, aunque solo fuese unos instantes…

Diego ya no está, pero no se ha ido, sino que ha vuelto. Maradona no ha muerto, sino que ha regresado al lugar de donde vino. Hace tiempo que para el “pelusa” la inmortalidad le alcanzó, y así será por siempre. El jugador de fútbol más grande que jamás haya pisado un terreno de juego no se irá nunca del verde. Cada vez que ruede un balón él estará presente. En un campo de tierra o en el estadio más grande del mundo. Su mejor amiga, la pelota, nunca olvidará cuanto la cuidó y lo que ambos conquistaron juntos. Este histórico y trágico 2020 nos ha quitado millones de cosas, y una de ellas es privarnos de volver a ver a Diego. No obstante, su carrera se escribe con letras de oro en los pilares más sagrados en la historia del fútbol.

Algún día lo volveremos a disfrutar, en el partido de las estrellas del cielo. Donde ya sabemos quién llevará el número 10, portando el brazalete. El pequeño, el “potrero”, nuestro “pelusa”. Aquel que nos ha dicho “hasta pronto”, que nos ha dejado la difícil tarea de “no manchar la pelota”, y que ahora, después de 60 años, ha vuelto a casa.

 

D.E.P.  Diego Armando Maradona (D10S)

 

MERITOCRACIA

Anoche la selección española arrasó al combinado alemán en un partido que pasará a la historia. No por la trascendencia del encuentro, sino por la “paliza” que los chicos de Luis Enrique le dieron al conjunto alemán, que no perdía por 6-0 desde que el 24 de mayo de 1931 Austria ganase por esa misma diferencia a la selección bávara.

No obstante, hay que poner los pies en el suelo. No somos campeones de nada (de momento), esta generación no ha conquistado ningún título. Ni hace una semana el conjunto de Luis Enrique era un despropósito, ni ahora estos chicos son el fiel reflejo de la España tricampeona. Calma y tiempo al tiempo.

Sin embargo, si hay cosas que me gustan. Me gusta el carácter que el seleccionador Luis Enrique transmite a su vestuario. Con la intensidad por bandera, y con un hambre voraz por conseguir grandes cosas con estos chicos. El entrenador asturiano no se casa con nadie y eso evita las confianzas excesivas y las comodidades extremas para estar en la lista de la próxima Eurocopa.

Me gusta que el portero de la selección española sea un chaval de 23 años que no juega ni en el Real Madrid ni el FC Barcelona. Un portero que estaba en el punto de mira de aquellos que tienen otros intereses diferentes a los del combinado nacional. El portero del Athletic de Bilbao (Unai Simón) demostró que puede ser un firme candidato para proteger la portería española, por delante de David De Gea o Kepa.  

Me gusta que José Luis Gayà sea el lateral izquierdo de este equipo, a pesar de no tener a la prensa de su parte. Un jugador que demuestra que, a su máximo nivel, hay pocos laterales izquierdos mejor que él. Pese a contar con la presencia de Reguilón (otro lateral de mucho futuro), a Luis Enrique no le tiembla la mano y no le importa el club de procedencia. Juega quien mejor esté, independientemente de otros factores.

Me gusta que un jugador de 20 años como es Ferran Torres sea una de las promesas del fútbol europeo. Me gusta más aún que el seleccionador le quite presión y pida cautela para dejarlo progresar, sin colocarle ya la pesada y enorme etiqueta de “superestrella”. Del mismo modo me gusta como se está tratando el caso Ansu Fati. La selección española cuenta con dos bandas (junto con Adama Traoré) que pueden ser dinamita, pero dejemos que la mecha se vaya quemando lentamente, no queramos detonar nada antes de tiempo.

Me gusta el centro del campo dirigido por Koke, quien ayer volvió a ser ese jugador que hace años prometía ser vital para la selección, protegido por el enorme trabajo de Rodri, cuya presencia en este equipo es, en mi opinión, de imperiosa necesidad. Me gusta la clase y el fútbol de Dani Olmo, y la técnica excelsa de Sergio Canales que tanta falta le hace a cualquier equipo. Me gusta las ganas de ganar que muestra en cada partido Mikel Oyarzabal, el vivo ejemplo de lo que siempre fue nuestra “furia roja”.

Es verdad que hay cosas por mejorar. Debemos encontrar ese nueve que le hace falta a este equipo. Puede que finalmente sea Morata o Gerard Moreno. O quizá esté en los “no convocados” como Iago Aspas o Paco Alcacer. El tiempo y los resultados lo determinarán.

No obstante, hay cosas que me gustan de este equipo. Me gustan las ganas que se le ven a los jugadores, me gusta la simbiosis que hay entre juventud y veteranía (con Sergio Ramos como el mayor líder y referente). Me gusta el ambiente que se respira, con un entrenador que “aísla” a los jugadores de todas las parafernalias de determinados intereses. Me gusta que se premie el trabajo, que nadie tenga su puesto asegurado, que juegue el que más se lo merece. Me gusta la filosofía que ha implantado Luis Enrique en esta selección, conocida popularmente como: meritocracia.

 

Seremos lenguas antiguas

Cuentan las lenguas antiguas, que un 14 de octubre nació una ilusión. Pues bien, a día de hoy esa ilusión se ha tornado en una realidad, la cual está forjando una historia superlativa. Una vez más, Sevilla, la ciudad que le prestó su nombre, ha de sentir orgullo por ser representada de esta manera tan majestuosa.

El Sevilla ayer consiguió un nuevo título, otra Europa League, y ya van 6. Anoche en Colonia, el Sevilla FC se coronaba como el club que más finales europeas ha ganado en el siglo XXI, con un total de 6, una más que el Real Madrid (5).

No obstante, por si esto no es suficiente, el conjunto andaluz se convierte en el primer equipo que gana sus 6 primeras finales europeas disputadas. El Sevilla no juega finales, el Sevilla las gana. Y tratándose de la UEFA Europa League, el equipo hispalense siempre parece jugar como local.

Algo mágico y especial une al Sevilla con esta competición. Un conjunto que puede jugar mejor o peor en las competiciones nacionales, pero que una vez enfundado el traje europeo, se convierte en una cosechadora de títulos. Da igual el año, la plantilla, el escenario o el rival. En la Europa League el Sevilla es el Rey.

Ya es historia cuando el Sevilla salvaba la temporada esquivando el descenso. Atrás quedaron los años donde el único título al que aspiraban los andaluces era a ganar el derbi contra el Betis, quedar un punto por encima en la clasificación del eterno rival o llegar más lejos en la Copa del Rey que sus vecinos de ciudad.

Este Sevilla tiene ADN de campeón. Sabe jugar estos partidos. En la noche de ayer, tres fueron los nombres que ocuparon mi mente al ver levantar la Copa de Campeón: Monchi, Lopetegui y Jesús Navas.

Monchi es la piedra angular de este Sevilla campeón. Pero no de este, sino de todos. Desde la primera UEFA hasta la última Europa League. Cada año, Monchi configura un equipo competitivo, con jugadores a priori desconocidos que luego suelen responder. Y es que él tiene ese don, ese sexto sentido que le hace ver lo que los demás no ven.

Sin embargo, si hay alguien que anoche se merecía esa copa era Lopetegui. Después del disgusto con la selección española y con la mala experiencia en el Real Madrid, Julen tuvo la recompensa que se merece un gran entrenador como es él. Trabajador, metódico y cercano. Estoy seguro que es su primer título al máximo nivel, pero no el último.

Jesús Navas, que recordaba al mismo tiempo a los que nos dejaron y que vieron el partido desde lo más alto, como Antonio Puerta o José Antonio Reyes. Un capitán que el mismo día de la final perdió a su padrino, y no dijo nada a nadie hasta haber conquistado Europa de nuevo. Un jugador que, a pesar de sus 34 años, sigue teniendo hambre, ilusión y, especialmente, la humildad que siempre le ha caracterizado. Me enorgullece que Jesús Navas sea un representante mundial del fútbol español. Aquel que lo ha ganado todo, conquistándolo con trabajo y sencillez.

Esto es el fútbol, esto es el Sevilla. Capital de Andalucía y anoche orgullo de toda España. Admirada por todo el panorama futbolístico. Sevilla tiene ese color especial, ese rojo y blanco que va coloreando el mapa europeo.

Y es que, llegado el momento envejeceremos, todos y cada uno de nosotros. Y seremos esas “lenguas antiguas”, que cuenten que un 14 de octubre nació una ilusión, que poco a poco se fue convirtiendo en leyenda, haciendo que la Giralda presumiese orgullosa de ver al Sevilla en el Sánchez Pizjuán. Mientras tanto, todos los españoles seguiremos compartiendo la gloria de tu escudo, orgullo de fútbol… de nuestro fútbol.

GRAC1AS IKER

Todo termina, por bonito, feliz o longevo que parezca. Hasta los más grandes, llegado el momento, tienen que decir adiós. Ayer, 4 de agosto de 2020, Iker Casillas anunció su retirada, y el mundo del fútbol se despide de una de sus figuras doradas.

Algún día podré contar orgulloso que yo vi jugar a Iker Casillas, o más bien, lo vi parar, parar y parar. Un sinfín de intervenciones imposibles, de esas que rozan lo inhumano, que cobran un simbolismo que se acerca al milagro. De ahí ese apodo que le ha acompañado durante gran parte de su carrera: “El Santo”.

Hablar de Iker es hablar del que para mi es, sin ningún atisbo de duda, el mejor portero que he visto nunca. Hablar de Casillas es hablar de ese portero que en aquel mano a mano con Buffon, en la tanda de penaltis de la Eurocopa de 2008, cambió la historia del fútbol español. Hablar de “El Santo” es hacer referencia al portero que con su pie milagroso permitió que España alzase un trofeo que todos pensábamos que era prácticamente imposible, la Copa del Mundo.

No obstante, Iker Casillas no solo es un ejemplo a seguir dentro del terreno de juego. Casillas ha sido ejemplo de deportividad y compañerismo. Un hombre que sacrificó su “imagen” por el bien de un vestuario. Iker ha sido juzgado y castigado en algunas ocasiones de manera injusta. Sin embargo, hoy no es día para eso, sino para darle las gracias.

Gracias Iker por cada parada que has hecho. Gracias por ser siempre ese jovencito de Móstoles, sencillo y humilde, a pesar de vivir rodeado de una constelación de estrellas. Gracias por ser nuestro representante en multitud de países donde has jugado. Gracias por tu ejemplo, profesionalidad y deportividad. Gracias por demostrarnos que la palabra imposible es solo una excusa para aquellos que no se atreven a intentarlo.

Pero especialmente, millones de gracias Iker Casillas, por hacernos disfrutar cada domingo, cada verano. Gracias por ser ese chaleco salvavidas donde todos nos aferrábamos cuando la cosa no pintaba bien, y no parábamos de recitar una y otra vez: “Tranquilos, tenemos a Iker”.

Mi más sincero y eterno agradecimiento Iker, por ser ese hombre solitario en el campo, el que está bajo palos. Aquel del que nadie se acuerda, hasta que llegan los malos ratos. Gracias por sujetarnos, por hacernos creer, por empujarnos a ganar, por enseñarnos a volar. Porque solo tú lo has logrado, solo tú has podido volar como nadie. Volar entre tantas estrellas con las que has convivido, y las cuales ahora te admiran. Estrella en la que tú también te has convertido, como aquella misma estrella que nos hiciste ganar.

Has colgado los guantes, pero jamás dejaras de levitar. Tu legado es eterno, tu historia irrepetible. Muchas gracias Santo.        ¡GRAC1AS IKER!



La Liga queda confinada




El Real Madrid gana su Liga número 34, una que pasará a la historia. Siempre será recordada La Liga del coronavirus, La Liga sin público. Esa que no se pudo celebrar en Cibeles, la del confinamiento.

Esta Liga también tiene nombres propios. Como el de Courtois, el portero menos goleado de La Liga, que ha hecho de la portería blanca un muro casi infranqueable. La Liga de Benzema, que, tras la marcha de Cristiano Ronaldo, y ante la pasividad y pasotismo de Gareth Bale, ha asumido el rol de estrella de este equipo, y ya se postula como uno de los candidatos a ganar el Balón de Oro.

La Liga de Sergio Ramos, la del capitán. El jugador más en forma del equipo, a sus 34 años. Tras el confinamiento ha parecido ir en todo momento una marcha por encima de sus compañeros y rivales. Sergio se ha consolidado como el defensa más goleador de la historia de la competición doméstica. No me gusta ser tajante ante afirmaciones de este tipo, pero estoy convencido que estamos ante el mejor central del mundo, y posiblemente, el mejor que yo haya visto jamás. Este pensamiento es una certeza, al menos para mí. Corazón, pasión, liderazgo, calidad, entrega... es un conjunto de virtudes, psicológicas y físicas, hechas jugador de fútbol.

Y por supuesto, La Liga de él, del “parche”. De ese que no servía como entrenador para el Real Madrid. El mismo que era un gran gestor de grupo, pero nada más. Por favor. Estamos hablando de un hombre que ha ganado 3 Champions League de 4 disputadas (esta aun sin terminar). Un entrenador que ha conquistado 2 Ligas de 3 que ha competido. Zinedine Zidane está a tan solo 3 títulos de conseguir igualar el récord de Miguel Muñoz como el entrenador con más títulos en la historia del Real Madrid.

Zidane ha ganado 11 títulos con el Real Madrid:
-                                              3 Champions League.
-                                              2 Supercopa de Europa.
-                                              2 Mundial de clubes.
-                                              2 Ligas.
-                                              2 Supercopa de España.

Y, aun así, a pesar de todo esto, seguimos escuchando que Zidane no es buen entrenador. Pues que no lo sea. Zidane no orina colonia, no será ningún aventajado a su época, no será discípulo de ningún filósofo, pero paso a paso y sin tener todo el reconocimiento que se merece, sigue haciendo historia. Para muchos seguirá siendo un alineador, y puede que ahora tengan más motivo para pensarlo, ya que Zidane ya puede alinear su propio once, pero esta vez, con los títulos conseguidos.


Nuestra mejor victoria




Ayer se vivió un día histórico para la radio deportiva en España, y para todos los que amamos este medio de comunicación. Dentro de toda la tristeza, dureza e incertidumbre que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia provocada por el COVID-19, ayer pudimos evadirnos de esta cruda realidad durante unas horas.

Dicho programa nació bajo la iniciativa de #NuestraMejorVictoria de la mano de dos leyendas de nuestro deporte: Rafael Nadal y Pau Gasol. Estos dos crack del deporte mundial, junto con la colaboración de Cruz Roja, están recaudando millones de euros para ayudar a todos los afectados por este terrible virus.

No solo Rafa y Pau, también muchos deportistas han decidido colaborar con esta preciosa iniciativa. Fernando Alonso, Iker Casillas, Busquets, Carlos Sainz, Carolina Marín, Ona Carbonell, etc… No obstante, la iniciativa vino por decisión de dos deportistas a los que ya no sabemos cómo calificar.

Pau y Rafa, Rafa y Pau, gracias, millones de gracias por ser españoles. Es incalculable el bien que le hacéis a nuestra sociedad con vuestros actos. Gracias por los valores de humildad y calidad humana que habéis demostrado en un sinfín de ocasiones. Gracias por ayudarnos a todos, a los ciudadanos de a pie cuando la vida se pone difícil, con vuestros actos altruistas y que no muestra otra cosa sino la gran humanidad que va inherentes a vuestras personalidades.

Dejando a un lado todo lo que transmitís compitiendo, representándonos por todo el mundo, cuyos logros ya forman parte del libro dorado de nuestro deporte, prefiero centrarme en esto, en vuestra condición humana que os hace más grandes, si es que eso es posible.

Vosotros sois el ejemplo que han de seguir nuestros políticos, para que aprendan que, si de verdad se quiere ayudar, se puede. Vosotros sois el reflejo de dos niños criados por unos padres con unos valores que van más allá del éxito, de la fama o la riqueza. Porque vosotros ya eráis ricos desde pequeños. Ricos por haber adquirido esa humanidad y esa bondad. Nosotros, por otro lado, afortunado por teneros como deportistas, como representantes mundiales, como ciudadanos o vecinos. Que no dudáis de poneros unas botas de agua en una inundación que afecta a miles de personas, si fuese necesario.

Pau y Rafa, gracias de todo corazón, en nombre de miles de personas que han perdido a seres queridos por esta pandemia. Gracias por vuestra eterna predisposición a ayudar al pueblo español. Gracias, gracias y mil veces gracias. Vosotros dos sois, sin duda alguna, la mejor victoria del deporte español. #NuestraMejorVictoria.

El ángel de púrpura y oro




Es curioso que las leyendas, se convierten en más grandes aún, cuando nos dejan sin previo aviso, sin esperarlo, o incluso, demasiado pronto. Ayer falleció Kobe Bryant, el icono de una generación del mundo del baloncesto. Una de las joyas de la corona de la historia de la NBA.

Kobe ha sido para muchos, el más fiel heredero del trono de Michael Jordan. Calcando y representando jugadas del mítico 23 de los Chicago Bulls. Bryant fue capaz incluso de superar a Jordan en puntos, convirtiéndose así, en el cuarto máximo anotador de la historia de la NBA. Los 5 anillos de Kobe frente a los 6 anillos de Michael Jordan, reflejan el paralelismo que han guardado siempre estos dos mitos del aro.

Pero lo más destacado de Kobe no son los puntos conseguidos, sino el modo de hacerlo. Siempre ha sido líder, y lo mejor de todo, es que ha sabido serlo. Siempre con carácter, con ese indomable e inquebrantable propio del histórico 24. Honrando en todo momento su amada camiseta, la púrpura y oro, que ya tienen una nueva estrella que brilla con más fuerza en el firmamento.

Kobe, conocido como “La Mamba Negra”, ha sido un ejemplo perfecto para los más jóvenes. La personificación de la palabra competitividad. Siempre con los valores del deporte por bandera. Intratable, imposible de amedrentar, un jugador que ganaba partidos, torneos e incluso medallas de oro (2 oros olímpico).

Era un jugador de segundos finales, de momentos clave. Cuando vas perdiendo y te queda un segundo para poder ganar, Kobe era el hombre adecuado. Nunca le temblaba el pulso, siempre asumía el riesgo. Cuando el partido se complicaba, la “Mamba” picaba e inoculaba su veneno en los rivales.

Una vez escuché a alguien decir que solo mueren aquellos que llegan a ser olvidados. Por ese motivo, Bryant nunca se irá del todo. Cada vez que los Lakers ganen un título, él lo celebrará desde lo más alto. Con cada niño que sueñe con ser jugador de baloncesto, el será el espejo donde mirarse. Desde ayer el cielo de Los Ángeles está cubierto de púrpura y la pelota bañada en oro, en memoria de un jugador que trasciende el mundo del baloncesto, honrando en todo momento, la esencia del deporte. 

D.E.P. Mamba

Al ritmo de los Beatles de Klopp




Este Liverpool puede marcar una época. Puede parecer oportunista una vez vista la dinámica del equipo de Jürgen Klopp. Pero es que este conjunto está haciendo historia partido tras partido.

Para empezar, estamos hablando del actual campeón de Europa, y el cual es sin duda alguna, el rival a batir en esta Champions. La primera piedra en el camino para los “reds” es el Atlético de Madrid de Simeone.

Tras la última victoria por 2-0 (Van Dijk y Salah) ante el Manchester United en el clásico del fútbol inglés, el Liverpool suma 1.001 días sin perder en Anfield. Los de Klopp han hecho de su estadio, un fortín inconquistable. Hasta el punto de que trasladan esa superioridad a todos los campos que visitan.

Hasta la fecha, el único conjunto que puede presumir de haberle quitado puntos a este equipo es, precisamente, el Manchester United (1-1 en Old Trafford). Tal es la supremacía del equipo de los “Beatles” que suman 64 puntos de los 66 puntos disputados en lo que va de temporada. Poniendo así en peligro, los 100 puntos conseguidos por el Manchester City en la temporada 2017-2018, ya que los “reds” pueden llegar a conseguir 112 puntos si ganan todos los partidos de Premier League.

Precisamente, es el Manchester City el segundo clasificado en la Premier League por detrás de este todopoderoso Liverpool. Y es que, son 16 puntos los que separan al equipo de Pep con el primer clasificado. Teniendo en cuenta que los de Jürgen tienen un partido menos ante el West Ham.

Este Liverpool apunta a un equipo de leyenda, y como tal, osa aspirar a superar a otros conjuntos que también lo fueron. La proeza que tienen en mente de superar es la cifra de 49 partidos sin perder de aquel Arsenal de Wenger de la temporada 2003-2004 y 2004-2005. Un conjunto llamado como el Arsenal de los invencibles que marcaron una época en el fútbol inglés.

Tal y como aquel equipo, este Liverpool tiene el campeonato liguero casi en el bolsillo, y estamos en enero. El año pasado se quedó a tan solo un punto de conseguir levantar el título, y este año parece estar más cerca que nunca. Sería la primera liga del Liverpool en los últimos 30 años, siendo así, la primera desde que existe el formato Premier.

Independientemente de lo que ocurra, hay una cosa clara. Y es que, en la tierra de los Beatles, los jugadores del Liverpool son el grupo de moda en Inglaterra, siendo Jürgen Klopp su vocal más destacado y el “You’ll never walk alone” su tema más conocido.