Quizá sea el momento


Llegó la primera derrota de la era Zidane, la enésima del equipo esta temporada. Ya no hay mal rollo al que agarrarse, ya no hay un jefe dictatorial con el que justificarse. Está el que todos querían que estuviese, ¿de quién es la culpa ahora?

La historia ha cambiado, y mucho. Crecí viendo como el Real Madrid era el club más temido, el más aguerrido, el luchador incansable… Veía como sus rivales temían enfrentarse al club blanco, pero eso ya no es así. El FC Barcelona ha conseguido en la última década un sinfín de victorias frente a los blancos, sumando el doble de títulos y enamorando al planeta con su fútbol. No obstante, el equipo catalán no es el único que ha dado un vuelco a la historia. El Atlético de Madrid siempre había sido la víctima favorita de los merengues. Catorce años sin ganar a los blancos lo corroboran, pero eso pertenece al pasado y, ahora, son los madridistas los que sufren al enfrentarse a los colchoneros.

Como un barco a la deriva, mejor dicho un trasatlántico, el Real Madrid hace aguas. Como si del propio Titanic se tratase, los blancos se hunden lenta, pero inexorablemente, arrastrando consigo a todos los miembros de la tripulación blanca. Hay que intentar evitar que el naufragio se consolide y procurar seguir a flote. El club más exitoso de la historia no puede decir adiós a dos Ligas consecutivas en el mes de febrero, mientras teme por la proximidad de un club tan digno como alejado de su nivel como es el Villarreal, un nivel que no está siendo palpable.

Quizá sea el momento adecuado para llevar a cabo una regeneración de vestuario, por llamarlo de una manera suave. Lo que en términos futbolísticos se denomina como una “limpia” de jugadores. Una situación a la que siempre me he opuesto, yo confiaba en esta plantilla, en los jugadores… Una gran parte de este bloque consiguió la tan ansiada décima y ahora no son ni la sombra de ellos mismos. Puede que sea la hora en la que pesos pesados del vestuario abandonen el equipo y dejen paso a gente nueva, con las ganas y la ilusión necesaria que necesita el club, ansia de títulos y de victorias. No había visto venir este momento, puede que no quisiera… Quizá por devoción a algunos jugadores, no lo sé. Lo único que es seguro es que esto no puede seguir así.


Queda la Champions League y el Madrid debe agarrarse a ella como última esperanza. Sin embargo, pase lo que pase en la competición continental el club tiene que tomar medidas. Se debe confeccionar una plantilla competitiva, con ganas, con mentalidad de trabajo… El Real Madrid debe ser lo que siempre fue, un equipo, con todas las letras. Un equipo que recupere la identidad, el orgullo y el respeto de todo el mundo, teniendo en cuenta siempre que el escudo vale más que cualquier nombre individual. 


Escudo del Real Madrid 

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