Los valores nunca pierden 


En el deporte como en la vida, los buenos momentos van y vienen. Como si de una noria de feria se tratase, hoy estás arriba, y mañana sin previo aviso, te encuentras en lo más bajo.

La figura de Yann Sommer (portero de Suiza) ha sido, para mí, una de las más destacadas del torneo. No solo por su papel bajo palos, que también, sino por cómo ha sabido encajar la victoria y la derrota. La grandeza de este jugador es su conducta absolutamente irreprochable en cada momento, dentro y fuera del campo.

A sus 32 años de edad, Sommer fue el héroe de una de las grandes sorpresas de la Eurocopa, cuando la selección suiza se impuso a la campeona del mundo y gran favorita para ganar el título europeo, la selección francesa. Realizó un grandísimo partido, el cual culminó con una enorme parada en la tanda de penaltis a Kylian Mbappé, proclamándose así, como el salvador de su selección.

Casualidades o caprichos del destino, Yann Sommer sería el rival de la selección española en los cuartos de final de la Eurocopa. El portero suizo mantuvo el gran nivel demostrado durante todo el torneo. No obstante, en los treinta minutos de la prórroga su actuación fue excelsa. Manteniendo con vida a los suizos, y desquiciando a los jugadores españoles que veía como rozaban las semifinales con los dedos.

Una y otra vez, las ocasiones de los chicos de Luis Enrique se chocaban contra un “muro” de melena corta, con rostro sereno y con la tranquilidad de aquel que confía en sus posibilidades. Finalizada la prórroga, era el turno de los penaltis, y el fantasma de la catástrofe francesa sobrevolaba la figura de los jugadores españoles.

Llegado el momento, todos los ojos apuntaban al estelar portero suizo. Había muchas expectativas y esperanzas depositadas en él. Yann Sommer hizo lo propio, y detuvo dos de los cinco lanzamientos de los españoles, pero en este caso, sus compañeros no estuvieron tan acertados desde los once metros como en el partido ante Francia, y Suiza quedó eliminada.

Nada más terminar el encuentro, Unai Simón, portero de la selección española y nombrado como mejor jugador del partido dijo: “Si yo tuviese que dar este premio a alguien se lo daría a Sommer. Ha hecho un partidazo y se lo merece”.

Así es Yann Sommer, un portero que es adorado y querido por sus compañeros, y admirado y respetado por los rivales. Algo bueno debe hacer como profesional y como rival, para que el portero vencedor, en este caso Unai Simón, en su momento de gloria, se acuerde de ti y reconozca su trabajo.

En esta vida puedes caerte, pero hazlo siempre sin pisotear ni menospreciar a nadie, hazlo trabajando y dando lo mejor de ti. Hazlo como lo hace Sommer. Una persona que paso de estar en lo más alto, y tan solo unos días más tarde, estaba eliminado. Pero manteniendo en todo momento el respeto de todos.

La humildad y honestidad en el trabajo son necesarias, tanto en el deporte como en la vida. Porque en ambas siempre tendrás la oportunidad de redimirte de tus errores, una oportunidad de enmendar los fallos del pasado. Pero para ello, siempre has de actuar sin maldad. Al mal profesional o a la mala persona se le cierran muchas más puertas (o se le deberían de cerrar) por su actitud que por sus logros. Trabaja, esfuérzate, tropiézate y levántate. Pero siempre fiel a unos valores que no te impidan sentirte orgulloso de ser quien eres. Unos valores que, en mi opinión, ha representado perfectamente Yann Sommer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario