El cuidado de la mente

 


Simone Biles, la que para muchos es la mejor atleta de la historia, ha abandonado la competición de los Juegos Olímpicos en Tokio tras reconocer que tenía un problema de salud mental.

¿Suena fuerte verdad? Salud mental. Parece casi imposible no asociarlo a alguien que sufre algún tipo de trastorno, pero nada más lejos de la realidad. En esta sociedad progre y moderna, donde el “carpe diem” está a la orden del día, no se concibe este tipo de problemas. Asumimos como lema el “Hakuna Matata” sin pararnos tan solo un instante a ver quién necesita ayuda.

La propia estadounidense dejó un mensaje en su cuenta de Instagram. “Muchas veces siento de verdad como si cargara sobre mis hombros el peso del mundo. Sí, ya sé, hago como si nada y hasta parece que la presión no me afecta, pero narices, a veces es demasiado difícil”, afirmaba Biles, entre risas y quitándole seriedad al asunto.

Pero el tema es más serio de lo que parece. El suicidio ya es la principal muerte de los jóvenes en España, algo que nunca había pasado en la historia desde que se dispone de estadísticas. Por delante incluso de los accidentes de tráfico. La salud mental es un tema serio, es ese enemigo invisible que es difícil de detectar si no prestamos atención, y que puede arrebatarnos a nuestros seres queridos.

La propia Simone Biles declaró: “tenemos que proteger nuestros cuerpos y nuestras mentes y no hacer siempre lo que el mundo quiere que hagamos”. ¿Quién no ha hecho alguna vez algo solo porque era lo que los demás esperaban que hiciese? Debemos cuidar la mente, cuidar la nuestra y las de los demás, y abrir los ojos y ver cuando alguien necesita ayuda.

Hoy día somos todos/as demasiado cool y modernos/as, pero es solo fachada. Cuando te duele un músculo te mandan al fisioterapeuta. En caso de tener una fractura de algún hueso te lo mira el médico y te lo escayola. En cambio, si alguien nos cuenta lo que le perturba y no le deja vivir, confesándonos sus “demonios internos” y transmitiendo su angustia le decimos que no se estrese, que se relaje y no se raye. ¿Cuántas veces has escuchado la frase de “te comes el coco demasiado”?

La salud mental es algo tan prioritario como el bienestar del resto del cuerpo. Si tu cabeza no está bien, tu no lo estarás. Ella percibe el mundo, tu día a día, y si todo se ve de color negro uno tiende a desesperar. Es responsabilidad de absolutamente todos abrir los ojos y ver cuando alguien nos está pidiendo ayuda, o cuando alguien no se encuentra en un buen momento.

Por otro lado, debemos aprender a vivir conforme a lo que nosotros queramos hacer. Dejar a un lado lo que nuestros padres, pareja, amigos o sociedad esperan de nosotros. No le debes nada a nadie. La persona que te quiera no te impondrá nada, no te someterá a una presión desmedida para realizarse o sentir orgullo a través de ti. Quien desee tener una estrella cerca que trabaje para lograr serlo, en lugar de machacar a alguien para que alcance las metas que él o ella no consiguieron.

Que nadie vuelque sus frustraciones en ti, no tienes que cargar con ese peso. Si alguien desea conseguir éxito o fama a través de los demás que se centren en sacrificarse en lugar de imponer. A veces, no hay mayor éxito que tener tu conciencia tranquila por las noches. En la vida, no hay reconocimiento más grande que el propio, cuando nos miramos al espejo y nos identificamos con esa persona, aquella que siempre quisimos ser.

Los valores nunca pierden 


En el deporte como en la vida, los buenos momentos van y vienen. Como si de una noria de feria se tratase, hoy estás arriba, y mañana sin previo aviso, te encuentras en lo más bajo.

La figura de Yann Sommer (portero de Suiza) ha sido, para mí, una de las más destacadas del torneo. No solo por su papel bajo palos, que también, sino por cómo ha sabido encajar la victoria y la derrota. La grandeza de este jugador es su conducta absolutamente irreprochable en cada momento, dentro y fuera del campo.

A sus 32 años de edad, Sommer fue el héroe de una de las grandes sorpresas de la Eurocopa, cuando la selección suiza se impuso a la campeona del mundo y gran favorita para ganar el título europeo, la selección francesa. Realizó un grandísimo partido, el cual culminó con una enorme parada en la tanda de penaltis a Kylian Mbappé, proclamándose así, como el salvador de su selección.

Casualidades o caprichos del destino, Yann Sommer sería el rival de la selección española en los cuartos de final de la Eurocopa. El portero suizo mantuvo el gran nivel demostrado durante todo el torneo. No obstante, en los treinta minutos de la prórroga su actuación fue excelsa. Manteniendo con vida a los suizos, y desquiciando a los jugadores españoles que veía como rozaban las semifinales con los dedos.

Una y otra vez, las ocasiones de los chicos de Luis Enrique se chocaban contra un “muro” de melena corta, con rostro sereno y con la tranquilidad de aquel que confía en sus posibilidades. Finalizada la prórroga, era el turno de los penaltis, y el fantasma de la catástrofe francesa sobrevolaba la figura de los jugadores españoles.

Llegado el momento, todos los ojos apuntaban al estelar portero suizo. Había muchas expectativas y esperanzas depositadas en él. Yann Sommer hizo lo propio, y detuvo dos de los cinco lanzamientos de los españoles, pero en este caso, sus compañeros no estuvieron tan acertados desde los once metros como en el partido ante Francia, y Suiza quedó eliminada.

Nada más terminar el encuentro, Unai Simón, portero de la selección española y nombrado como mejor jugador del partido dijo: “Si yo tuviese que dar este premio a alguien se lo daría a Sommer. Ha hecho un partidazo y se lo merece”.

Así es Yann Sommer, un portero que es adorado y querido por sus compañeros, y admirado y respetado por los rivales. Algo bueno debe hacer como profesional y como rival, para que el portero vencedor, en este caso Unai Simón, en su momento de gloria, se acuerde de ti y reconozca su trabajo.

En esta vida puedes caerte, pero hazlo siempre sin pisotear ni menospreciar a nadie, hazlo trabajando y dando lo mejor de ti. Hazlo como lo hace Sommer. Una persona que paso de estar en lo más alto, y tan solo unos días más tarde, estaba eliminado. Pero manteniendo en todo momento el respeto de todos.

La humildad y honestidad en el trabajo son necesarias, tanto en el deporte como en la vida. Porque en ambas siempre tendrás la oportunidad de redimirte de tus errores, una oportunidad de enmendar los fallos del pasado. Pero para ello, siempre has de actuar sin maldad. Al mal profesional o a la mala persona se le cierran muchas más puertas (o se le deberían de cerrar) por su actitud que por sus logros. Trabaja, esfuérzate, tropiézate y levántate. Pero siempre fiel a unos valores que no te impidan sentirte orgulloso de ser quien eres. Unos valores que, en mi opinión, ha representado perfectamente Yann Sommer.