De Pozoblanco al cielo


Era un 12 de agosto del año 2012, yo estaba junto con dos amigos míos sentados en la pista central del Polideportivo Municipal de Pozoblanco. En esa noche calurosa, típica del verano cordobés, todos presenciamos como Roberto Bautista se alzaba con el torneo pozoalbense, con un contundente 6-3 y 6-4, ante Arnau Brugues.

Por aquel entonces, Bautista ocupaba el lugar 110 del mundo, y gracias a esa victoria en Pozoblanco, el jugador castellonense entro en el top 100 de la ATP. En aquella época, Bautista era un jugador desconocido, y el escenario de su victoria mucho más humilde que la Caja Mágica de Madrid.



Ahora Roberto Bautista es campeón del mundo, consiguiendo la sexta ensaladera para la selección española. Y lo ha hecho atravesando un momento muy delicado a nivel personal. Demostrando el compromiso que tenía con sus compañeros y con el torneo. Lo ha hecho desde la honestidad y sencillez, normalizando la situación, y sacando una entereza y seriedad dignas de encomio.

Tras el fallecimiento de su padre, Roberto Bautista pudo tirar la toalla, o quizá mostrar una versión más desinteresada por el torneo. Nada más lejos de la realidad. El castellonense mostró una gran versión sobre la pista, consiguiendo el primer punto para España. Y su compromiso con su equipo se reflejó en ese emotivo abrazo que se dio con Rada Nadal al ser campeones.




Esta es la imagen del torneo. Esta es la que hace que cada español sienta orgullo. Como dos amigos se emocionan tras conseguir hacer historia. Uno demostrando que por muy duro que sea el revés que te dé la vida, siempre puedes devolverle el golpe aún más fuerte. Es cuestión de querer, levantarse y pelear cada punto. El otro, destrozando todos los diccionarios donde ya no hay cabida para ningún calificativo más para él. Ganando 8 partidos en 6 días. Es sin duda alguna y que le perdonen los demás, el mejor deportista de la historia de nuestro país. 

Anoche escuchaba en la radio a un compañero que decía que si todos los españoles nos fijásemos en Rafa Nadal el país no estaría como está ahora mismo, y estoy de acuerdo. Personifica todos los valores necesarios para una sociedad que quiere ser mejor. A mí me gustaría añadir, que si todos mostrásemos la fortaleza que Bautista ha mostrado en este torneo, los golpes de la vida se convertirían simplemente en malos recuerdos. Plantando cara al propio destino, que te arrebata a un ser querido antes de lograr un éxito de este nivel. 

Siempre he dicho que el tenis es el deporte más caballeroso y señorial que existe. Donde suele imperar más el respeto y la tolerancia que en otros deportes. Ayer me mostró valores como amistad, entereza, valentía, unión y fortaleza. Gracias por enseñarnos que, independientemente de a qué te dediques o de tu posición social, la vida te golpeará, y lo hará muy fuerte. Está en nuestras manos devolver ese golpe.



Hoy, me siento orgulloso y feliz de ver que Bautista ocupa gran parte de las portadas. No porque no quiera que salga Rafa, deportista al que admiro descomunalmente, sino porque Roberto se lo merece. Porque ya en 2018 perdió a su madre antes de comenzar Roland Garros, y esta vez ha perdido a su padre antes de tocar el cielo. Ese cielo que comenzó en Pozoblanco, cuando entró en el top 100, y desde el cual no ha parado de crecer. Ese cielo donde brillan las estrellas, como él lo hizo en la pista. O ese mismo cielo, donde sus seres queridos, lo vieron hacer historia. 


El peso del brazalete




En la vida siempre existen ese tipo de personas que, con su personalidad, carisma o incluso, su sola presencia, se convierten en líderes naturales de un grupo de personas. En el fútbol, el capitán de un vestuario debe reunir una serie de valores necesarios para saber controlar a los jugadores, tener el carácter imprescindible para ser el nexo entre vestuario y directiva.

Para poner en contexto el origen de este artículo, tuve una pequeña conversación con el presidente de Club Deportivo La Descarga, Antonio Moreno, el cual me ayuda a comprender un poco más el origen y la historia de este club.

C.D. La Descarga fue fundada el 8 de diciembre de 1977. En sus inicios, lo fundaron un grupo de amigos, con la idea de crear un equipo de fútbol para competir en el pueblo. “Antiguamente solo había fútbol. Hoy día hay muchos más deportes, pero antes solo existía el fútbol en el pueblo”, asegura Antonio Moreno.

A pesar de lo que muchas personas pueden creer, La Descarga nunca ha llegado a desparecer. El presidente asegura que han tenido sus altos y bajos como cualquier equipo, pero ratifica que nunca han abandonado el club de sus amores. Durante años, el club ha competido en fútbol sala, pero siempre ha seguido estando presente en los torneos y competiciones de Pozoblanco. Ahora, a punto de cumplir 42 años de historia, el club vuelve a sus orígenes, al fútbol de toda la vida. Algo que llena de alegría a Antonio Moreno: “Estamos muy contentos de haber vuelto a nuestros inicios. De volver a competir en una liga tan bonita como la que se ha creado este año”.

No obstante, el presidente recalca que el mérito de que este proyecto haya salido adelante ha sido de un grupo de jóvenes que han decidido dar el paso. “Un grupo de jóvenes decidieron llevar el proyecto adelante. Al principio ni yo me lo creía”, confiesa el presidente.

Uno de los artífices de esta segunda etapa de La Descarga en el fútbol senior es su hijo, David Moreno. “Acompañado por un gran grupo de amigos”, tal y como asegura su padre. Para Antonio Moreno, es un orgullo que su hijo haya cogido el testigo de su padre: “A mí me encanta que mi hijo siga con el club que formamos. Los mayores ya nos vamos cansando (risas), y me encantaría que mi hijo siguiese con el club. Es un chico muy responsable”.

Sin embargo, David Moreno no es solo una de las personas que han hecho posible que este club vuelva a competir, sino que también es el líder dentro del verde. El capitán del equipo. “Que mi hijo sea el capitán son cosas internas del vestuario. El otro día estuve con los jugadores al finalizar el partido (ante el Pedroche) y vi un bloque con una armonía que me gustó mucho”.

El presidente recalca que en La Descarga siempre ha querido que el deporte reinase por encima de cualquier otra cosa. Teniendo el respeto y la deportividad por bandera. “El compañerismo y amistad que tienen estos chicos me encanta”, expresa Antonio Moreno.

Y es que, volviendo al origen de este artículo, la imagen de David Moreno reúne todo lo nombrado anteriormente. Un capitán debe saber llevar un vestuario, pero en un equipo de pueblo, de barrio y familiar, debe ser también un amigo. El motivo principal por el cual todas las personas que se han embarcado en este nuevo proyecto, asumiendo un compromiso de un modo u otro, es por ese lazo o amistad que le unen con David.

C.D. La Descarga se fundó como un club de amigos, y eso ha de seguir siendo. Obviamente importan los resultados, todos quieren ganar, ya que esta es la esencia principal del deporte. Pero también es necesario que exista el buen rollo, la afinidad entre compañeros, la convivencia y el respeto. La Descarga fue fundada para divertir a la gente del pueblo y unir a los que forman parte de ella.

Un capitán une, desde el respeto y la amistad. La Descarga tiene un líder dentro y fuera del campo. Un directivo, un jugador, un confidente y un amigo. Este club ha construido un proyecto precioso, el cual te absorbe y te hace sentir como en casa. Y uno de los pilares más importantes, sino el que más, es ese jugador que cada fin de semana porta el brazalete. Aquel que no quiere ser el centro de atención, incluso el que ni si quiera le gustaría ser capitán. Pero temo decirte, amigo David, que te guste o no, eres y serás el líder de este proyecto. El capitán que queremos, el que necesitamos. Nuestro capitán.

#todosjuntos #vamosdescarga

El fútbol en familia, el de toda la vida




Como extrañaba esta increíble sensación. Y es que, después de muchísimos años vuelvo a pertenecer a un club de fútbol. De esos humildes, los que no salen en los medios de comunicación, de los de pueblo. Los de toda la vida.

Un lugar tan sano que el simple hecho de ir a entrenar se convierte en el reencuentro diario con varios amigos. Este fútbol es diferente, pero a la vez único. Aquí el delantero estrella del equipo es el mismo que recoge los balones al finalizar el entrenamiento. Donde el preparador físico es al mismo tiempo, el camarero del bar que sueles frecuentar y un conocido de toda la vida.

Pero la grandeza de este tipo de clubes está en el hermanamiento, en la unión que se crea con los miembros del mismo, y que, desde este preciso instante, ya no serán simples conocidos para ti. Nunca más. Se crea un vínculo muy grande entre chicos del mismo pueblo, con diferentes gustos y aficiones. Incluso de generaciones diferentes, que solo comparten un mismo objetivo: disfrutar jugando.

Lo maravilloso de este tipo de entidades es que no priorizan lo deportivo, sino lo cercano, lo sencillo, lo humano. Donde la ausencia y el dolor de un compañero se convierte inmediatamente en la preocupación de todo un vestuario. Donde la primera pregunta de cada día es saber cómo sigue aquel que, desde hace relativamente poco, ya es un miembro más de esta familia. Su lucha se convierte en la nuestra. Todos juntos.

Y hablando de familia, este es otro factor importante. Aquí el padre de un jugador puede ser el cocinero del restaurante que te gusta, el profesor de tu infancia, el policía del pueblo o tu propio médico. Todos unidos en forma de afición, un domingo por la mañana. Sin obviar en ningún momento que en dicho vestuario puede estar tu mejor amigo, cuñado o, hasta tu propio hermano.

En este tipo de equipos, las derrotas duelen como en cualquier lugar. Pero aquí no hay espacio para el drama. Se hace autocrítica, desde la objetividad y la humildad, para poder mejorar día tras día. No obstante, todo se analiza mejor en frio, por eso una vez finalizado el encuentro, nada como hacer un día de convivencia con el resto del equipo, mientras la familia y amigos siguen arropando a sus chicos, sus jugadores favoritos, sus estrellas. Esos que son, en muchos casos, sangre de su sangre.

Hacía mucho que no disfrutaba tanto. Supongo que a veces no se valora lo que has tenido. En el fútbol y en la vida, nos cegamos con la grandeza, lo superficial, lo que tiene mucha repercusión, y no debería ser así. Porque no hay nada más grande que algo sencillo. Donde los "buenos días" y un "qué tal", son tan frecuentes como necesarios. Gracias a esta familia, he vuelto a vivir el fútbol desde abajo, aquel que es puro, el que siempre estará ahí y que nunca debe desaparecer. Ese que no hace otra cosa que enseñarte día tras día. 

Una vez más




El Real Madrid no sabe estar a la altura de su historia una vez más. La grandeza de un club no solo se ha de medir por sus logros deportivos, sino también por la forma en la que despide a las personas que consiguieron colocarlo en el olimpo del fútbol mundial.

Solemos ensalzar la importancia del club, de su historia, el peso de un escudo, pero no debemos olvidar que ese escudo no gana partidos por sí solo. Hay muchos años de trabajo y sacrificio de cientos de profesionales que han conseguido que este club tenga la magnitud y la repercusión mundial que hoy día tiene. Si el Real Madrid es el club más importante de la historia del fútbol es, precisamente, por todas esas personas que se han dejado el alma porque así sea.

Un jugador que personifica a la perfección los valores que el Real Madrid ha defendido hasta la saciedad es Keylor Navas. El portero costarricense es el mejor ejemplo de compromiso con un club. La definición de compañerismo y profesionalidad en su máximo esplendor. Un portero que no solo ha sabido ganarse a la afición blanca con sus actuaciones sobre el verde, sino también fuera de este. Con su humildad tan característica, con su eterna gratitud y su ausencia de vanidad en todos estos años.

Un portero que ha conseguido ganar 3 Champions consecutivas, siendo pieza clave en esta época irrepetible del equipo blanco. Un jugador querido y respetado por todo el vestuario, pero que siempre ha sido infravalorado por la cúpula que dirige a este club. Cada verano, o cada invierno, siempre buscaban un sustituto para el tico. De Gea, Kepa, Donnarumma, etc… mientras tanto Keylor, en la sombra, se dedicaba a trabajar y a seguir ganando títulos. Restándole importancia a las continuas muestras de ingratitud de los directivos madridistas.

Ahora el Real Madrid pierde a un grandísimo portero, admirado y respetado por todo el mundo del fútbol. Es turno de que Courtois demuestre que puede estar a la altura de la portería blanca, que esos 3 palos que debe defender no serán una carga demasiado pesada. Es turno ahora de que el belga demuestre que puede corresponder a la confianza depositada en él, que conseguirá hacer historia en este club, que el bienestar del equipo estará siempre por delante del propio. Es el momento de que Courtois ratifique que puede ser el portero perfecto para el Real Madrid, como estos años SI lo ha demostrado Keylor Navas.

Al tico, tan solo desearle la mayor de las suertes, de todo corazón. En cualquier proyecto o reto que le venga por delante, que mantenga su filosofía de vida. Siempre honesto, sencillo y agradecido. Siempre “Pura Vida”.

Mientras tanto, al Real Madrid le vuelve a faltar ese señorío del que tanto presume. Aquel que últimamente demuestra más con golpes de pecho, que con actos de grandeza. El Real Madrid no está a la altura, una vez más.


Volver a empezar




Volver a empezar, una vez más. Siempre he dicho que el fútbol es el fiel reflejo de la vida. Hay etapas buenas, y otras que no lo son tanto. Este deporte evoluciona, como nuestra sociedad. Está en constante cambio. Es una muestra clara de los valores que reinan en nuestro día a día.

Esto es lo que tiene que hacer el Real Madrid, volver a empezar. Levantarse tras una nefasta temporada. De eso va la vida, ¿no es así? De no centrarte en lo duro que puedes golpearla, sino de la resistencia que puedes llegar a mostrar ante sus golpes. Si hay algo que define a este equipo es precisamente eso: la perseverancia. Es, por antonomasia, el club más indestructible. No tirar nunca la toalla, no rendirse jamás. Da igual lo dura que haya sido la derrota, lo decepcionante que haya sido la temporada o lo difícil que se presente el futuro, siempre hay que seguir. Tal y como reza uno de los cánticos más sonados de la afición blanca: “Hasta el final…”.

Ahora es turno de configurar un nuevo equipo, mezclando perfectamente talento y juventud. Pero principalmente, apoyándose en otra cualidad innegociable para poder mirar hacia adelante: compañerismo. Porque para salir de situaciones complicadas es mejor cuando varios reman en la misma dirección. Uno solo puede ganar una batalla, un conjunto puede ganar la guerra. Así, en el fútbol o en la vida, somos más fuertes si tenemos un equipo que nos respalde.

Todos tenemos a esa persona que con solo verla nos saca una sonrisa, nos despierta un cosquilleo en el estómago, o incluso, sin saber muy bien el por qué, parece estar hecha para nosotros. Este mismo sentimiento es el que parece tener el madridismo con Zidane. Ese hombre que solo es sinónimo de felicidad en el Santiago Bernabéu. El mismo que no hace mucho se fue, pero que ahora, una vez más cuando el club de su corazón vuelve a necesitarlo, él siempre está disponible. Porque cuando uno siente de verdad no se olvida de todo lo vivido, porque es agradecido por todo cuanto le han dado, porque siempre estará ahí para tenderte una mano. Por cosas como estas, el madridismo ama a Zidane, y el francés hace lo propio con el equipo blanco.

Como dije al principio de este artículo, el fútbol y la vida están en constante cambio. Algunos son negativos, como el desmesurado poder e influencia del dinero. Otros, en cambio, son positivos. Como el trato equitativo entre géneros. Obviamente queda un mundo para conseguir una igualdad total, pero si cabe destacar que esta temporada se han dado grandes pasos para conseguir una mayor profesionalización y calidad para las chicas. El propio Real Madrid ya contará con su equipo femenino para la próxima temporada. Simplemente porque es lo justo, es lo normal. El deporte es deporte, sin géneros, y tanto en el fútbol o en la vida misma, la mujer tiene y debe estar presente, muy presente.
Cuando uno piensa: “tengo que empezar de nuevo”, solo visualiza el fin de dicho comienzo.

Todos esperamos que nuestras decisiones desemboquen en un final feliz. La constante búsqueda de la felicidad es algo inherente al ser humano, y por ello todo cuanto hacemos está enfocado a ese mismo fin. Dicha felicidad ha sido alcanzada este año por el CD Pozoblanco, tras conseguir el tan ansiado ascenso a Tercera División. Un club que se ha convertido en una familia, en el que desde el primero al último han remado, codo con codo, hasta conseguir aquello que parecía imposible. Este equipo no ha permitido que nadie les diga que han de soñar, que es lo que pueden o no pueden conseguir. Culminando una temporada para el recuerdo, haciendo que todos los pozoalbenses sintamos orgullo y admiración por cada uno de ellos.

Y es que, tanto el Real Madrid como este CD Pozoblanco son la personificación de la propia vida. Por un lado, una mala temporada, por el otro una inolvidable. Para unos es hora de apretar los dientes, confiar en los tuyos y salir adelante, con fe y con trabajo. Para otros es hora de ser agradecidos, de mantener los pies en la tierra, y no olvidar nunca a cada uno de los artífices de todo. Desde la grandeza y descomunal magnitud del Real Madrid a la humildad y sencillez del CD Pozoblanco, así es el fútbol. Desde las grandes estrellas a los jugadores de tu pueblo, cuya gran mayoría son amigos tuyos. Ambos te enseñan. Porque así es la vida, una composición curiosa de un sinfín de detalles que la hacen especial.

Solo cabe recordar, a las jugadoras del fútbol femenino, a los jugadores del CD Pozoblanco o del Real Madrid, quizá incluso a cada uno de nosotros, que una vez más, toca volver a empezar.


La Champions ya tiene campeón



Ya tenemos campeón, y eso que aún no se ha jugado la final. Esta Champions es así, impredecible y maravillosa, a partes iguales. Una edición que está destruyendo cualquier tópico, desmotando el más mínimo vaticinio y regalándonos momentos para la posteridad.

Una Champions League que será recordada por las miles de historias que nos ha ofrecido. Desde ese equipo de jóvenes talentos, incansables y atrevidos, que han sido capaces de doblegar al Real Madrid, Juventus y Tottenham en su propio estadio. Ese conjunto de chavales sin ningún tipo de miedo que se hace llamar Ajax FC.

Esta edición tiene un nombre por bandera: remontada. La Champions de las remontadas. Como en su día hizo la Juventus de Cristiano. Como lo hizo el Ajax con el Madrid, o el Tottenham con el Ajax. Sin olvidarnos la proeza de ese Liverpool, que, en el último asalto, dejó K.O. al que todos veíamos como favorito.



Y es que el fútbol tiene la manía de recordarnos que hasta el final nada está perdido. Que con trabajo y esfuerzo no existen los imposibles. Que no solo se trata de lo fuerte que golpeas, sino de la resistencia que podemos mostrar ante los golpes. Puede sonar a tópico, pero nada más lejos de la realidad. Ahí tenemos el ejemplo de Heung-Min Son, un jugador que estuvo muy cerca de tener que abandonar su carrera como futbolista por las leyes militares que existen en su país, y ahora es finalista de la Champions League.



Esta edición también nos ha enseñado que es bueno saber esperar, que la paciencia es una virtud que cada día escasea más, y que no por ello, deja de ser tremendamente imprescindible. Fernando Llorente, un jugador que estaba fuera del equipo, y por una lesión de Harry Kane, ayer fue protagonista en una semifinal histórica para los londinenses. Casos similares a los de Origi o Xherdan Shaquiri, suplentes de Salah y Firmino, y que el otro día consiguieron pasar a la historia del Liverpool en una de sus noches más memorables.

Pero permitidme que sea injusto (o no), y personifique esta final en dos hombres, en dos estilos, diferentes, pero al mismo tiempo similares. Trabajadores en la sombra y silenciosos en la victoria: Mauricio Pochettino y Jürgen Klopp.

Mauricio Pochettino



Pochettino, ese argentino hijo de inmigrantes italianos. Cuya familia se caracterizaba, como la de miles de personas, por tener un estilo de vida sencillo y humilde. Un hombre que siempre ha confiado en su trabajo, y que cuando le han dado tiempo y confianza para hacerlo, ha llevado al Tottenham a la cita más importante de su historia; una final de Champions League. Además, Mauricio confía en la cantera, en dar oportunidad a los jóvenes.

En 2017 leí un artículo que mostraba un dato muy curioso. “De los últimos 29 debutantes en la selección inglesa 12 llegaron desde equipos del argentino, primero el Southampton, ahora el Tottenham”. Por datos como este, muchos catalogan a Pochettino como el hombre que creyó que los futbolistas ingleses tenían talento para volver a tener peso en este deporte. Años más tarde, la final de Champions tiene un aroma británico.

Jürgen Klopp



No obstante, si hablamos de Champions también tenemos que hacerlo de Jürgen Klopp. Sin caer en el ventajismo, esto se podía esperar. No me refiero a la remontada de un 3-0 al FC Barcelona, con Leo Messi en un año intratable (cosa que ya me parece una proeza para la eternidad), sino que Klopp pueda alzarse con la Copa de Europa.

Ya con el Dortmund, un equipo repleto de jóvenes talentos, consiguió doblegar al Real Madrid de Cristiano, llegando a la final. El año pasado, eliminó al multimillonario Manchester City de Guardiola, y de nuevo se metió en una final de Champions League… No contento con eso, este año está a tan solo 2 puntos de alzarse con la Premier League, y a un partido de devolver al Liverpool al trono del fútbol europeo.

Si algo tienen en común los equipos de Klopp es su carácter, el mismo de su entrenador. Elegantes y aguerridos. Constantes, luchadores y creyentes. El alemán es pura energía desde el banquillo, y sus jugadores se convierten en un fiel reflejo de su míster. Hablamos de un entrenador que no le interesa los premios, los galardones, que no le importa llevar corbata porque se siente más cómodo en chándal y con su gorra. Un hombre de club, de los de antaño, y el cual está a las puertas de su tercera final de Champions. Querido Jürgen, como se suele decir en nuestro país, no hay dos sin tres.

El campeón

Está claro quién es el campeón de esta edición de la Champions League. Eres tú, y yo. Y nuestro padre, y la madre que nos parió… y todos los amantes de este deporte.

Porque la Champions está muy bien como está, y que no nos la cambien. Esto es lo que queremos, que un equipo de jóvenes enamore e ilusione a todo un continente, incluso a alguno más. Que una vez más el trabajo y la humildad de muchos equipos han triturado la tiranía y el desmesurado poder de los miles de millones que otros equipos invierten para hacerse con la corona de Europa.

El fútbol no es solo dinero. Este deporte es pasión, amor por una forma de vida. Es sudar durante los 90 minutos y llorar después. Es sentir como tú piel se eriza al escuchar “You’ll Never Walk Alone” en un Anfield que es la perfecta escenificación de este deporte. El fútbol también es ver cómo los dos mejores jugadores del mundo, a pesar de su descomunal talento, no pueden imponerse ante EQUIPOS. La mayúscula es para enfatizar, que falta hace, el significado de esta palabra.  

Otra campeona de esta Champions es la Premier League. El fútbol vuelve al lugar donde nació, y lo hace de la mano de un equipo histórico en esta competición y otro que es primerizo en citas de este calibre. El equipo de Los Beatles y un conjunto de la capital londinense. Liverpool y Tottenham serán los finalistas el próximo 1 de junio en el Wanda Metropolitano, pero el campeón de esta edición de la UEFA Champions League no es otro, queridos amigos, que el fútbol.


Mucho que perder, poco por ganar




Zidane está de vuelta. Parece que fue ayer cuando el francés decía “hasta luego” al banquillo blanco, y de eso han pasado casi 10 meses. Hoy, tras una jugada maestra el presidente, Florentino Pérez, Zinedine vuelve a ser el conductor del nuevo proyecto blanco.

La decisión de Florentino Pérez es un movimiento muy inteligente. Con un solo fichaje hace que la paupérrima temporada del Real Madrid pase a un segundo plano. En lugar de traer un entrenador que podía dividir al madridismo, trae a uno que unirá a todos los aficionados. Hablar de Zidane en el Bernabéu es hablar de ilusión, de alegrías, de una leyenda. Es el hombre querido por todos, y ahora más que nunca.

No obstante, la llegada de Zizou no debe eclipsar la mala campaña de muchos jugadores del equipo, y la reestructuración de la plantilla es tremendamente necesaria. Dependiendo de las altas, las bajas podrían ser unas u otras, pero estos son los jugadores a los que les puede afectar directamente la llegada de Zidane:

  • Isco: Es el jugador que más puede respirar con la llegada de Zidane. Después de atravesar su temporada más complicada, Isco espera recuperar la titularidad, o al menos la oportunidad de jugar con la llegada del francés. El malagueño tenía pie y medio fuera del club hace una semana. Hoy, vuelve a pensar en un futuro vestido blanco.
  • Gareth Bale: Ya se ha terminado la paciencia con el galés en el Real Madrid. Bale tenía que haber dado un paso al frente tras la salida de Cristiano, y ser esa estrella que se esperaba que llegase a ser algún día, y que dejando a un lado su potencial mediático, poco y nada ha demostrado sobre el verde. Zidane ya lo sentó en las dos últimas finales de Champions, con rajada incluida del galés tras finalizar el partido ante el Liverpool .
  • Keylor Navas: Es el portero de Zidane. Siempre lo dejó claro. Zizou no quiso que el Real Madrid fichase a Kepa porque no concebía un Madrid sin el costarricense. Ahora llega a una plantilla con dos porteros de talla mundial, y decida lo que decida, será cuestionado. Un Navas que buscaba destino para el próximo mes de junio vuelve a sentir que puede seguir en Chamartín. 
  • Marcelo: El segundo capitán ha tenido una campaña de altibajos. Ha pasado de ser cuestionado a verse relevado por Reguilón. El futuro de Marcelo parecía estar dirigido hacía la Juventus de su amigo Cristiano, pero la llegada de Zidane puede hacer que el brasileño quiera seguir en el club de su vida.
  • Dani Ceballos: Un jugador que este año ha contado con más minutos, tiene que demostrarle a Zidane que tiene un hueco en esta plantilla. Ceballos no contó mucho para el francés en su primera etapa en el banquillo blanco. Un jugador que puede tener un buen cartel de venta, ya que su juventud y talento le permiten tener mucho margen de mejora.
  • James Rodríguez: James podía volver al Madrid. La opción de repescar al colombiano podía ser una alternativa para buscar refuerzos para el nuevo proyecto de los blancos. Ahora, teniendo en cuenta como terminaron la relación entre el colombiano y el francés, todo para apuntar a que James se aleja, definitivamente, del Real Madrid.

Zidane ha comparecido ante los medios, en el día de su segunda presentación con la humildad que tanto le caracteriza. Incluso se ha sentido participe del fracaso de esta temporada. “Puedes tener bajones. Este año nos ha pasado esto. No estaba dentro del club, pero veía a mis jugadores”, declaró Zidane, hablando en todo momento en primera persona y sintiéndose parte de esta mala temporada.

Zinedine ha demostrado su madridismo. Esto es incuestionable. Zidane ha ganado 3 Champions en 2 años y medio, algo prácticamente inigualable. Se había marchado dejando su leyenda y legado en lo más alto. Ya era un mito, no tenía que volver tan pronto, y menos en un momento tan delicado. Pero su madridismo le hace tomar una decisión que solo el tiempo dirá si es la acertada.

“El presidente me llamó, y por lo mucho que quiero al presi y a este club, no había nada que pensar”, confesó el entrenador francés. Tan solo espero que los madridistas sepan reconocer el riesgo que Zidane corre al acudir al rescate del conjunto blanco. Con 9 títulos en menos de 3 años, Zidane había escrito una historia insuperable. Ahora Zizou tiene mucho trabajo por delante, y especialmente, tiene mucho que perder y poco por ganar.

Semana negra, año en blanco



Nada es para siempre. El Real Madrid está fuera la de Champions League. Algo que no pasaba desde el año 2015. Se pone fin así a una época inigualable. Se desvanece el telón de una obra de arte, que comenzó aquel 24 de mayo de 2014, en Lisboa como escenario y con Ramos como protagonista.

Cabe destacar que este equipo lleva más de 1000 días siendo campeón de la competición continental. Es necesario recordar que estos jugadores han ganado 4 Champions en 5 años. Bueno, estos mismos no, y quizá esté ahí el problema.

Año tras año, el Real Madrid ha ido dejando salir a jugadores que configuraban la plantilla más completa del planeta. Sin embargo, temporada tras temporada, se alzaba “la orejona” y no se planteaban en traer refuerzos.

Se fue James y Morata, y no se ficharon jugadores para suplir esas bajas. Se marchó Kovacic y Pepe, y seguían sin venir refuerzos... Las Champions se sucedían, seguían siendo blancas, y poco a poco, el equipo que cogió Zidane en aquel mes de enero de 2016, dejó de tener ese fondo de armario que le hacía ganar año tras año.

Es el propio Zidane el que vaticinó lo que iba a pasar esta temporada. “No veo tan claro seguir ganando”, aseguraba el francés, que veía como, paulatinamente, el equipo iba perdiendo intensidad, potencial como equipo, y decidió abandonar el club al poco tiempo de ganar su tercera Champions consecutiva. Mi pregunta es: ¿fue la marcha de Cristiano el detonante definitivo?

Precisamente de ese hombre quiero hablar para finalizar. Cristiano Ronaldo, ese jugador que muchos aseguraban que no era imprescindible, ese futbolista que era un “estorbo” para que otros jugadores como Bale o Benzema pudiesen dar un paso al frente, ya que el portugués los eclipsaba. Nada más lejos de la realidad. Ronaldo ha tapado las carencias de esos jugadores, año tras año. 

La única verdad es que Cristiano Ronaldo estuvo 9 años en el Real Madrid. De esos 9 años en 6 ocasiones fue pichichi de la Champions, conquistando 4 de ellas. Un futbolista que anotaba más de 50 goles por temporada nunca puede ser prescindible.

No obstante, si en el club decidieron que era el momento de vender a Cristiano, por razones deportivas, ¿cómo esos eruditos de la planificación deportiva no detectaron que existía una imperiosa necesidad de traer uno o dos jugadores para suplir la ausencia del portugués? Tanto en goles como en ilusión de cara a la afición. 

Termina así una semana nefasta para el Real Madrid. Fuera de Copa (Miércoles), derrota que dice adiós a la Liga (Sábado) y fuera de Champions (Martes). Un club que no había perdido por 1-4 en el Santiago Bernabéu en ninguna noche europea en toda su historia.


Los grandes reinados suelen terminar de malas maneras. Aún recuerdo como finalizó el ciclo de la Selección Española, tras conseguir un triplete histórico, cayendo la primera en el Mundial de Brasil. El Real Madrid tiene ahora 4 meses por delante para preparar la temporada que viene, empezando por pensar quien va a ser el encargado de tomar las riendas de este nuevo proyecto. Aunque si al entrenador que llegue no le van a dejar tomar decisiones, esto volverá a ocurrir.

Sentimientos: Fútbol 2.0




Que el fútbol moderno difiere mucho del fútbol tradicional no es algo que vayamos a descubrir hoy aquí. Que el fútbol de esta época está sustentado en el enorme y descomunal poder del dinero, dejando de lado (cada vez más) los sentimientos que nutrían a este deporte, es una obviedad.

Estos días, con la presentación de Álvaro Morata por el Atlético de Madrid, he visto cómo han cambiado los futbolistas. Como ahora, donde dije digo, digo Diego. Actualmente, leyendo noticias y declaraciones sobre ese tema, me invade una risa, con una clara connotación de vergüenza ajena.

En primer lugar, quiero dejar absolutamente claro que Álvaro Morata es totalmente libre de elegir el equipo por el cual ha de fichar, solo faltaría. Es tan digno y tiene el mismo derecho a buscarse un porvenir que cualquier persona que cambia de empresa, por motivos económicos, sociales o personales. Además, es un jugador que me agrada y espero que triunfe en el Atlético de Madrid.

Dicho lo cual, no me hables de sentimientos, Álvaro. No vengas a contarle a la afición del Metropolitano que estabas dos horas esperando para recoger tu peto. Puede que sea cierto, y que tengas un grato recuerdo de esa época, pero tu sentimiento es madridista. Cómo le explicas a la hinchada colchonera tus lágrimas al volver al Real Madrid tras tu paso por la Juventus. Cómo les explicas a los aficionados que cuando anotaste un gol con la Juventus en el Bernabéu no hiciste ni un gesto por celebrarlo (cosa que demuestra que eres un hombre agradecido y con memoria, y eso se agradece) y en cambio, cuando marcaste el 1-1 con el Chelsea en el Metropolitano lo celebraste con pasión. ¿Dónde está ahí tu sentimiento rojiblanco?

Reitero que Morata es libre de ir al club que quiera, y que no dudo que el Atlético tenga un hueco en su corazón por la etapa vivida en su niñez, pero que no vengan vendiéndome que es un colchonero desde siempre y que su sueño era que llegase este momento. Todo el mundo sabe que si hubiese triunfado en el Real Madrid jamás habría fichado por el club rojiblanco.

Debemos asumir cuanto antes que los Puyol, Xavi, Totti, Gerard, Giggs, etc, son jugadores que ya no existen. Futbolistas que solo piensen en un club, con un sentimiento de pertenencia verdadero, y no una mera cuestión temporal. Como si el sentimiento a un club se tratase del mecanismo de una veleta, dirigiéndose a la zona donde el viento sopla más fuerte.

Con esto no quiero, ni mucho menos, hacer ver que Morata es un mal profesional. Nada más lejos de la realidad. Pero no me gusta que jugadores hablen de sentimientos a los aficionados, cuando son estos los que SI mantienen los sentimientos por un club durante toda su vida. Son los aficionados los que pagan (a veces a duras penas) las entradas por animar a su club. Son los hinchas los que tienen el derecho, desde el respeto y la educación, a transmitir que se siente siendo de un determinado club. Los jugadores van y vienen, y cada día más, en este fútbol moderno que nos ha invadido. Pero el que está cada fin de semana, sentado en su butaca, ese no cambiará de bando según la fuerza con la que sople el viento.

Me entristece pensar que el fútbol se reduce a dinero. Solo negocio. No quiero ni pensarlo. Para todos los que aman este deporte, esto nunca puede suceder. La profesionalidad es algo que nunca se ha de cuestionar ni menospreciar, pero el sentimiento a unos colores no puede ser una cuestión de conveniencia, caduca como las hojas de un árbol. Tristemente, los sentimientos parecen tener cada vez menos cabida en el fútbol 2.0.