NO ES UNO MÁS


Todos son iguales. Esta es una premisa que solemos enunciar sin cesar cuándo hablamos de un equipo de fútbol. No deben haber privilegios distintivos entre miembros del vestuario. Sin embargo, y solo en contadas ocasiones, yo estoy en contraposición de ese pensamiento. No todos pueden ser iguales.

¿Cómo va a ser igual un juvenil recién ascendido que un veterano con el brazalete de capitán? ¿Cómo vas a dirigirte del mismo modo a un recién llegado que a un hombre que ha mamado los valores y la historia de un club? Pues no, por supuesto que no. No puedes tratar a todos por igual.

El pasado miércoles, Cristiano Ronaldo fue noticia por abandonar el banquillo del Manchester United en el minuto 87, cuando su equipo vencía por 2-0 al Tottenham. Desde ese instante, las críticas se ha sucedido de manera intensa sobre la figura de la leyenda de Madeira.

"Poco profesional", "mal ejemplo", "Solo piensa en él", etc... Y es que en este país es gratuito atizar a Cristiano Ronaldo. Lo es, incluso antes de que el jugador portugués colocase un solo pie en nuestro país. Muchos afirmaban con vehemencia que sería un jugador problemático en su llegada a la capital española. Sería un frecuente en los reservados de las discotecas, y que su mundo giraría en torno a la vida nocturna. Jamás he presenciado mayor equivocación con ningún deportista, una manera global y generalizada de cerrar bocas por doquier.

Lejos de todo eso, Cristiano siempre ha servido como ejemplo. ¿Poco profesional? Si hay una palabra que va ligada al nombre del siete de los Red Devils es esa, profesional. Vive por y para su profesión. Mente y cuerpo enfocados solamente en mejorarse día a día. Siendo referente en hábitos saludables para los más pequeños. Cosa que muy pocos pueden decir.

¿Mal ejemplo? El ejemplo de Cristiano es el de una persona que se ha hecho a sí misma. Una persona que se crió en barrios humildes, y qué tan solo a base de esfuerzo y compromiso, ha conseguido llegar donde ha llegado, a estar sentado en el trono de los más grandes de la historia. El ejemplo de Cristiano es aquel que tras la perdida de su padre, prefirió ayudar a su selección en un partido vital para su país. El ejemplo del luso es enseñarnos como el trabajo y la perseverancia puede vencer al talento.

¿Solo piensa en él? ¿Y que futbolista no lo hace? Los jugadores son egoístas, lo llevan dentro de ellos mismos. Miran primero por su bien, y luego por el colectivo. Y son todos, podría poner miles y miles de ejemplos. Hablamos de un deporte donde tiene más repercusión un Balón de Oro que la consecución de un Mundial, dependiendo eso sí, del vencedor en ambos premios.  El fútbol es un deporte de egos, y donde todos, absolutamente todos, quieren acaparar las portadas del día siguiente.

Pero lo que Erik ten Hag debería saber que no está tratando con un futbolista corriente. Todo lo contrario. Estamos hablando de una de las leyendas más grandes que ha dado el mundo del deporte. Cuando mencionamos su nombre, nombramos al mayor goleador de todos los tiempos. No ha nacido nadie que haya marcado más goles que él.

Cuando hablamos de Cristiano, hablamos de un hombre que ha dejado huella en toda una generación de jóvenes que han crecido siguiendo su carrera. Menospreciar la imagen de CR es menospreciar el sueño de todos aquellos que un día soñábamos con ser como él. Infravalorar la imagen de Cristiano es infravalorar los valores del deporte como pueden ser el esfuerzo, la constancia, la fortaleza mental o la profesionalidad.

Y es que tiene que ser muy difícil ser Cristiano. Cuando calla, es criticado por guardar silencio. Cuando habla, es menospreciado por sus palabras. Cada gesto es malintencionado, cada celebración es concebida como una provocación. Su sola presencia es estrictamente calificada como una muestra de prepotencia. Todo cuanto hace es cuestionado y evaluado con un prisma que deslumbra pensamientos nocivos.

Tenemos que respetar más a las figuras que sirven de inspiración para muchos otros, sean quienes sean. Debemos apreciar y reconocer a todos aquellos que han dado todo cuanto tenían dentro de sí por marcar una época y deleitarnos con sus capacidades. Por ello, hablar de Cristiano es hablar de una de las figuras más importantes en el mundo del deporte. Pese a quien le pese, es una persona que ha marcado un antes y un después, y su nombre ya está escrito con letras de oro en el libro de la historia.

Por tanto, no se puede tratar a Cristiano como a cualquiera. No, no se debe hacer. No podemos hacerlo. No sería justo, ni para él, ni para el fútbol. Menospreciando a este hombre estaremos despreciando al deporte. Cristiano hay uno, y nunca habrá otro como él. Por ello es injusto tratarlo como uno más. Pues a veces, no hay nada más injusto, que tratar a todos por igual.