Volver a empezar




Volver a empezar, una vez más. Siempre he dicho que el fútbol es el fiel reflejo de la vida. Hay etapas buenas, y otras que no lo son tanto. Este deporte evoluciona, como nuestra sociedad. Está en constante cambio. Es una muestra clara de los valores que reinan en nuestro día a día.

Esto es lo que tiene que hacer el Real Madrid, volver a empezar. Levantarse tras una nefasta temporada. De eso va la vida, ¿no es así? De no centrarte en lo duro que puedes golpearla, sino de la resistencia que puedes llegar a mostrar ante sus golpes. Si hay algo que define a este equipo es precisamente eso: la perseverancia. Es, por antonomasia, el club más indestructible. No tirar nunca la toalla, no rendirse jamás. Da igual lo dura que haya sido la derrota, lo decepcionante que haya sido la temporada o lo difícil que se presente el futuro, siempre hay que seguir. Tal y como reza uno de los cánticos más sonados de la afición blanca: “Hasta el final…”.

Ahora es turno de configurar un nuevo equipo, mezclando perfectamente talento y juventud. Pero principalmente, apoyándose en otra cualidad innegociable para poder mirar hacia adelante: compañerismo. Porque para salir de situaciones complicadas es mejor cuando varios reman en la misma dirección. Uno solo puede ganar una batalla, un conjunto puede ganar la guerra. Así, en el fútbol o en la vida, somos más fuertes si tenemos un equipo que nos respalde.

Todos tenemos a esa persona que con solo verla nos saca una sonrisa, nos despierta un cosquilleo en el estómago, o incluso, sin saber muy bien el por qué, parece estar hecha para nosotros. Este mismo sentimiento es el que parece tener el madridismo con Zidane. Ese hombre que solo es sinónimo de felicidad en el Santiago Bernabéu. El mismo que no hace mucho se fue, pero que ahora, una vez más cuando el club de su corazón vuelve a necesitarlo, él siempre está disponible. Porque cuando uno siente de verdad no se olvida de todo lo vivido, porque es agradecido por todo cuanto le han dado, porque siempre estará ahí para tenderte una mano. Por cosas como estas, el madridismo ama a Zidane, y el francés hace lo propio con el equipo blanco.

Como dije al principio de este artículo, el fútbol y la vida están en constante cambio. Algunos son negativos, como el desmesurado poder e influencia del dinero. Otros, en cambio, son positivos. Como el trato equitativo entre géneros. Obviamente queda un mundo para conseguir una igualdad total, pero si cabe destacar que esta temporada se han dado grandes pasos para conseguir una mayor profesionalización y calidad para las chicas. El propio Real Madrid ya contará con su equipo femenino para la próxima temporada. Simplemente porque es lo justo, es lo normal. El deporte es deporte, sin géneros, y tanto en el fútbol o en la vida misma, la mujer tiene y debe estar presente, muy presente.
Cuando uno piensa: “tengo que empezar de nuevo”, solo visualiza el fin de dicho comienzo.

Todos esperamos que nuestras decisiones desemboquen en un final feliz. La constante búsqueda de la felicidad es algo inherente al ser humano, y por ello todo cuanto hacemos está enfocado a ese mismo fin. Dicha felicidad ha sido alcanzada este año por el CD Pozoblanco, tras conseguir el tan ansiado ascenso a Tercera División. Un club que se ha convertido en una familia, en el que desde el primero al último han remado, codo con codo, hasta conseguir aquello que parecía imposible. Este equipo no ha permitido que nadie les diga que han de soñar, que es lo que pueden o no pueden conseguir. Culminando una temporada para el recuerdo, haciendo que todos los pozoalbenses sintamos orgullo y admiración por cada uno de ellos.

Y es que, tanto el Real Madrid como este CD Pozoblanco son la personificación de la propia vida. Por un lado, una mala temporada, por el otro una inolvidable. Para unos es hora de apretar los dientes, confiar en los tuyos y salir adelante, con fe y con trabajo. Para otros es hora de ser agradecidos, de mantener los pies en la tierra, y no olvidar nunca a cada uno de los artífices de todo. Desde la grandeza y descomunal magnitud del Real Madrid a la humildad y sencillez del CD Pozoblanco, así es el fútbol. Desde las grandes estrellas a los jugadores de tu pueblo, cuya gran mayoría son amigos tuyos. Ambos te enseñan. Porque así es la vida, una composición curiosa de un sinfín de detalles que la hacen especial.

Solo cabe recordar, a las jugadoras del fútbol femenino, a los jugadores del CD Pozoblanco o del Real Madrid, quizá incluso a cada uno de nosotros, que una vez más, toca volver a empezar.