La Champions ya tiene campeón
Ya tenemos campeón, y eso que
aún no se ha jugado la final. Esta Champions es así, impredecible y maravillosa,
a partes iguales. Una edición que está destruyendo cualquier tópico, desmotando
el más mínimo vaticinio y regalándonos momentos para la posteridad.
Una Champions League que será
recordada por las miles de historias que nos ha ofrecido. Desde ese equipo de
jóvenes talentos, incansables y atrevidos, que han sido capaces de doblegar al
Real Madrid, Juventus y Tottenham en su propio estadio. Ese conjunto de
chavales sin ningún tipo de miedo que se hace llamar Ajax FC.
Esta edición tiene un nombre
por bandera: remontada. La Champions de las remontadas. Como en su día hizo la
Juventus de Cristiano. Como lo hizo el Ajax con el Madrid, o el Tottenham con
el Ajax. Sin olvidarnos la proeza de ese Liverpool, que, en el último asalto,
dejó K.O. al que todos veíamos como favorito.
Y es que el fútbol tiene la
manía de recordarnos que hasta el final nada está perdido. Que con trabajo y
esfuerzo no existen los imposibles. Que no solo se trata de lo fuerte que golpeas,
sino de la resistencia que podemos mostrar ante los golpes. Puede sonar a tópico,
pero nada más lejos de la realidad. Ahí tenemos el ejemplo de Heung-Min Son, un
jugador que estuvo muy cerca de tener que abandonar su carrera como futbolista
por las leyes militares que existen en su país, y ahora es finalista de la
Champions League.
Esta edición también nos ha
enseñado que es bueno saber esperar, que la paciencia es una virtud que cada
día escasea más, y que no por ello, deja de ser tremendamente imprescindible. Fernando
Llorente, un jugador que estaba fuera del equipo, y por una lesión de Harry
Kane, ayer fue protagonista en una semifinal histórica para los londinenses.
Casos similares a los de Origi o Xherdan Shaquiri, suplentes de Salah y
Firmino, y que el otro día consiguieron pasar a la historia del Liverpool en
una de sus noches más memorables.
Pero permitidme que sea
injusto (o no), y personifique esta final en dos hombres, en dos estilos, diferentes,
pero al mismo tiempo similares. Trabajadores en la sombra y silenciosos en la
victoria: Mauricio Pochettino y Jürgen Klopp.
Mauricio Pochettino
Pochettino, ese argentino hijo
de inmigrantes italianos. Cuya familia se caracterizaba, como la de miles de
personas, por tener un estilo de vida sencillo y humilde. Un hombre que siempre
ha confiado en su trabajo, y que cuando le han dado tiempo y confianza para
hacerlo, ha llevado al Tottenham a la cita más importante de su historia; una
final de Champions League. Además, Mauricio confía en la cantera, en dar
oportunidad a los jóvenes.
En 2017 leí un artículo que mostraba
un dato muy curioso. “De los últimos 29
debutantes en la selección inglesa 12 llegaron desde equipos del argentino,
primero el Southampton, ahora el Tottenham”. Por datos como este, muchos
catalogan a Pochettino como el hombre que creyó que los futbolistas ingleses
tenían talento para volver a tener peso en este deporte. Años más tarde, la
final de Champions tiene un aroma británico.
Jürgen Klopp
No obstante, si hablamos de
Champions también tenemos que hacerlo de Jürgen Klopp. Sin caer en el
ventajismo, esto se podía esperar. No me refiero a la remontada de un 3-0 al FC
Barcelona, con Leo Messi en un año intratable (cosa que ya me parece una proeza
para la eternidad), sino que Klopp pueda alzarse con la Copa de Europa.
Ya con el Dortmund, un equipo
repleto de jóvenes talentos, consiguió doblegar al Real Madrid de Cristiano,
llegando a la final. El año pasado, eliminó al multimillonario Manchester City
de Guardiola, y de nuevo se metió en una final de Champions League… No contento
con eso, este año está a tan solo 2 puntos de alzarse con la Premier League, y
a un partido de devolver al Liverpool al trono del fútbol europeo.
Si algo tienen en común los
equipos de Klopp es su carácter, el mismo de su entrenador. Elegantes y
aguerridos. Constantes, luchadores y creyentes. El alemán es pura energía desde
el banquillo, y sus jugadores se convierten en un fiel reflejo de su míster. Hablamos
de un entrenador que no le interesa los premios, los galardones, que no le
importa llevar corbata porque se siente más cómodo en chándal y con su gorra. Un
hombre de club, de los de antaño, y el cual está a las puertas de su tercera
final de Champions. Querido Jürgen, como se suele decir en nuestro país, no hay
dos sin tres.
El campeón
Está claro quién es el campeón
de esta edición de la Champions League. Eres tú, y yo. Y nuestro padre, y la
madre que nos parió… y todos los amantes de este deporte.
Porque la Champions está muy bien como está, y que no nos la cambien. Esto es lo que queremos, que un equipo de jóvenes enamore e ilusione a todo un continente, incluso a alguno más. Que una vez más el trabajo y la humildad de muchos equipos han triturado la tiranía y el desmesurado poder de los miles de millones que otros equipos invierten para hacerse con la corona de Europa.
El fútbol no es solo dinero. Este
deporte es pasión, amor por una forma de vida. Es sudar durante los 90 minutos
y llorar después. Es sentir como tú piel se eriza al escuchar “You’ll Never Walk Alone” en un Anfield
que es la perfecta escenificación de este deporte. El fútbol también es ver
cómo los dos mejores jugadores del mundo, a pesar de su descomunal talento, no
pueden imponerse ante EQUIPOS. La mayúscula es para enfatizar, que falta hace,
el significado de esta palabra.
Otra campeona de esta
Champions es la Premier League. El fútbol vuelve al lugar donde nació, y lo
hace de la mano de un equipo histórico en esta competición y otro que es
primerizo en citas de este calibre. El equipo de Los Beatles y un conjunto de
la capital londinense. Liverpool y Tottenham serán los finalistas el próximo 1
de junio en el Wanda Metropolitano, pero el campeón de esta edición de la UEFA
Champions League no es otro, queridos amigos, que el fútbol.