Un derbi sevillano en el Villamarín


¿Qué es el fútbol? Las personas que no disfrutan de este deporte dirán que son solo veintidós hombres detrás de una pelota. Pero nada más lejos de la realidad. El pasado domingo, en el Estadio Benito Villamarín, se escenificó lo que para mí es el fútbol.

Para mí, el fútbol es eso. Un derbi sevillano, con su alegría y sus colores. Una ciudad preciosa como es Sevilla teñida de verdiblanco o, por otro lado, de blanco y rojo. El fútbol son familias reunidas para ver un partido, “divididas” por unos colores, con un sinfín de bromas o comentarios burlones hacía el bando contrario.

El derbi sevillano tiene eso y mucho más. Porque a diferencia de otras rivalidades, este partido tiene una resaca de varios meses. Concretamente, hasta el partido de vuelta. Los encuentros como el del domingo siempre tienen un tercer tiempo, los lunes en las calles de la ciudad, en los bares o en los puestos de trabajo. Unos soltando bromas sin parar, y otros encajándolas de la mejor manera posible, anhelando el momento de la revancha.

El fútbol también es recibir a tu equipo con miles de personas, cuyas bufandas ondeaban sin cesar. Recibir al autobús de tu equipo con canticos y el ruido de las palmas que no contemplaban el momento de dejar de resonar. Todo esto acompañado siempre de un comportamiento cívico, dejando lo más lejos posible cualquier tipo de hostilidad o acto violento.

Y como no, el fútbol debe ser exactamente eso, fútbol. Intensidad desde el minuto uno. Tensión en cada balón dividido, nerviosismo en los banquillos, ilusión en las gradas. Los focos del campo iluminando a las estrellas que pisan el verde, y el cantico de los aficionados haciendo las veces de banda sonora.


Pero sin duda alguna, los partidos como el del pasado domingo sirven para ver qué es el fútbol y para quién está hecho. Porque si, porque este deporte es grande gracias a personas como él. Porque a pesar de lo que digan, tu no sigues siendo jugador a los treinta y siete años de edad por ser gracioso. Por mucho que algunos no lo quieran ver Joaquín.

Tú sigues jugando porque sientes el escudo como nadie. Porque en la charla inicial eres capaz de erizar la piel a cualquiera. Porque el brazalete está hecho a tu imagen y semejanza. Porque aceptas tu rol de suplente, deseando que te toque el momento de saltar al campo y dejarte el alma sobre el césped. Tú que eres canterano desde pequeño, que llevas toda tu vida mamando beticismo, eres el que tenía que anotar ese gol de cabeza. Con esa misma cabeza que solo sabe pensar en verde y blanco. Era el derbi del Betis y, por consiguiente, la historia quiso que fuese el derbi de Joaquín Sánchez.

Para mí esto es el fútbol. Sentimientos, emociones, canticos, aficiones, colores y familias disfrutando todos al unísono. Porque, aunque cada uno tenga un color, una devoción hacia un determinado equipo, para mí el fútbol se podría definir perfectamente como: “Un derbi sevillano en el Benito Villamarín”.