La era del nuevo César ha terminado
El pasado fin de semana
vimos cómo se retiraba el que ha sido el icono de toda una ciudad, el jugador
que ha formado parte del elenco de estrellas con las que muchos (entre los
cuales me incluyo) hemos crecido. El domingo puso fin a su carrera deportiva “Il
Capitano” de Roma, el número 10, don Francesco Totti.
Las cualidades futbolísticas
de Totti no es algo que yo vaya a descubrir hoy aquí, se necesitaría varias
hojas para poder describirlo a la perfección. No obstante, y si algo he de
destacar del delantero italiano, es su tremenda e inconfundible capacidad de
liderazgo. Un jugador que tuvo la oportunidad de marcharse en un sinfín de
ocasiones, a diferentes clubes en múltiples países europeos, pero él siempre
decidió permanecer en su equipo, con su gente.
En varias entrevistas ha
manifestado que su único error fue decirle no al Real Madrid cuando este llamó
a su puerta. Sin embargo, creo que hizo bien en no fichar por el club blanco.
Francesco Totti es quién es precisamente por eso, por ser un líder absoluto en
su estadio, por ser un jugador fiel a unos colores. Si hubiese aceptado la
oferta del Madrid hubiese sido una estrella más dentro del continuo mercado de
traspasos que manejan los blancos. Personalmente, prefiero al Totti romano, al
que ha portado con clase y elegancia ese dorsal 10 hasta el final de su carrera
deportiva. El mismo que atemorizaba a los rivales con su voracidad y fortaleza
en el terreno de juego, cuando aún lucía una melena medio-larga, e incluso
después.
Siempre ha sido un
futbolista respetado por todo el planeta fútbol, por todos aquellos que han
mamado este deporte, pero no por los hombres que habitan en los despachos y que
otorgan los galardones. Totti es el claro ejemplo de futbolista que podía haber
ostentado al Balón de Oro. Quizá el hecho de estar en un equipo “de segunda
línea” no le facilitase la opción de pelear por ese galardón. Sinceramente, no
creo que Francesco eche de menos ese premio, cuando el pasado domingo la ciudad
de Roma coreó más fuerte que nunca su nombre.
Es curioso, como la historia
puede ser cíclica. Hace miles de años, Roma era el centro del planeta, cuna de
los mayores ejércitos del mundo. Capital mundial y ciudad por excelencia,
su nombre imponía respeto. Su líder, Julio César, era el capitán de todas las
tropas del imperio romano. Y es que algo de similitud guarda Francesco con la
historia. Totti ha sido el líder de las tropas romanas, el capitán de una
afición, el estandarte de un imperio. La ciudad de Roma ha perdido a su César,
a su líder, hoy la afición romana grita aquello de: ¡Ave, Francesco Totti!