El Madrid de Zidane, joven y campeón
Sergio Ramos celebrando el gol del empate en el minuto 93
Zinedine Zidane sacó un once donde Sergio Ramos y Marcelo desempeñaban la función de veteranos. Los Lucas Vázquez, Marco Asensio, Isco, Morata, Carvajal y Varane le otorgaban un carácter juvenil al conjunto de Concha Espina. Las ganas de agradar, la ilusión por triunfar en el Madrid y el tremendo desgaste de los jóvenes pupilos de Zizou, propiciaron una sensación de "olvido" ante la ausencia de las dos estrellas del equipo blanco.
Sin querer pecar de oportunista, me gustaría centrarme en la figura de Marco Asensio. Un jugador que no hace justicia a su edad una vez que se enfunda la elástica y pisa el terreno de juego. Desparpajo y actitud propia de un jugador curtido en mil batallas. Calidad y técnica a raudales para ilusionar al respetable. Mención aparte merece su gol (el primero del partido), una perfecta combinación entre fuerza y colocación, calidad y personalidad. Este jugador está llamado a hacer grandes cosas, tiene la materia prima suficiente. El tiempo lo dirá.
Hubo una época en la que fichar jugadores estaba mal visto, donde apostar por los jóvenes parecía la señal de identidad de un club, única y exclusivamente. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que no es así. Hace años al Real Madrid se le exigía "más cantera y menos cartera". Pues bien, a día de hoy esto no es aplicable al Madrid. Un equipo que solo ha fichado un jugador, Morata, que vuelve a la casa donde se formó. Jugador joven y español.
El Real Madrid se enfrentó al Sevilla con un once de los cuales siete eran españoles. Sé que esto no quiere decir nada, pero hace años se otorgaba una descomunal importancia a estas cosas. Era un orgullo extraordinario ganar con jugadores de la casa, jóvenes y españoles... Esto ha cambiado. Mientras otros se gastan millones en André Gomez, Umtiti, Arda Turan y compañía, el Madrid está formando un equipo repleto de españoles y donde se respira un fuerte aroma a juventud.
Y es que, como bien rezan las pancartas del Estadio Santiago Bernabéu, "hasta el final vamos Real". Una vez más el Madrid empató en el 93, otra vez fue Sergio Ramos. Es ya una obviedad que este equipo no se rinde hasta el pitido final. Está en su ADN, el no bajar los brazos. Esto es lo que la afición blanca le exige a sus jugadores. Se puede ganar o perder, pero jamás se debe faltar a la cualidad propia del madridismo, su característica por antonomasia. Nunca bajar los brazos, nunca dejar de creer. El madridismo no se concibe de otra forma.